En la antigua Roma, la diosa Fortuna era la divinidad encargada de sorprender a los hombres con acontecimientos tanto felices como desdichados, de regalarles riquezas o condenarlos a la pobreza, de ofrecerles placeres o sumirlos en penas. Se la solía representar con una cornucopia, o cuerno de la abundancia, como símbolo de la cantidad de bienes que podía derramar sobre las personas; pero, para ello, había de ser fervientemente adorada, de manera que los romanos acudían a su templo a rendirle culto, a hacerle ofrendas y a pedirle que sólo les enviase dicha y felicidad.
¡Oh, Fortuna, cómo castigaste mi impiedad!. Pasé tanto tiempo deseando dar la bienvenida a mis siempre añorados amigos, tanto tiempo pensando en los lugares que visitaríamos, tanto tiempo anhelando compartir toda una semana de risas, charlas y agradables momentos, que me olvidé de ti. No te dirigí ninguna súplica, no te hice la más mínima ofrenda, ni siquiera, una libación. Así que desviaste tu cornucopia de mi camino y, en su lugar, colocaste un terrible virus que me mantuvo toda la semana recluida en casa, haciendo que me sintiera tan cerca y, a la vez, tan lejos de todos ellos.
No te guardo rencor -de nada serviría, puesto que eres una diosa-; sólo quiero decirte que mi culto hacia ti será el más fervoroso de todos los que hayas tenido y que, a cambio, espero tu favor para mi completa recuperación y para poder resarcirme en Jerez de todos los buenos momentos perdidos. De esta manera, espero no volver a pasar unas vacaciones de la guisa que muestra la siguiente foto:
BASIA MILLE.
La Almu: ¡simplemente genial!!! Dicen que la inteligencia va intimamente ligada al sentido del humor. Con esta entrada has demostrado ser un auténtico coquito, mejor que con cualquier brain training. Espero que estés mejor y llegues a Jerez el sábado totalmente recuperada. La foto muy real, bisolvon mucolítico y paracetamol incluidos. Un beso enorme, eso sí, un beso aséptico,con mascarilla.
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