Hace algún tiempo, nada mas y nada menos que casi 10 años, teníamos pocas responsabilidades, podíamos coger y decir ¿nos vamos de finde? Eso lo preguntamos unas pocas horas antes de tener las maletas preparadas y estar montadas en el coche camino de Grazalema sin tener sitio donde quedarnos. (Cosa rara, ya que a la amiga le gustaba y le gusta tener todo organizado).
Bueno pues ese día fue así, un sábado por la tarde nos montamos en el coche y comenzamos a andar hacia Grazalema buscando mientras tanto una casa que alquilar. En aquella época había que utilizar teléfonos públicos, eso de los móviles era mucho lujo. En fin con un frío que pela llegamos al bosque, la tarde ya la teníamos encima y pensábamos que tendríamos que volvernos si no encontrábamos una casa donde quedarnos.
No recuerdo si tardamos mucho en encontrar casa, pero lo conseguimos, una casita con muy pocas comodidades y no muy bien decorada pero que nos pareció ideal. Fue un fin de semana genial, nos lo pasamos pipa, nos reímos un montón y hasta jugamos con la nieve.
La casa era cutre cutre, para ir a la cocina teníamos que salir al patio, creo que para ducharnos igual y el frío era horroroso. Pues así y todo fue uno de los fines de semana más romántico que recuerdo.
Para que lo sepáis, no hace falta restaurante caro, ni copas finas para beber, tampoco es necesario bañera de espuma ni calefacción central ni champang. Solo se necesita ganas de estar a gusto, y que un beso o una palabra te hagan sentir especial. Buenos amigos con los que compartir (hasta cierto punto, la cama cada uno la suya) y una botella de whysky que por aquel entonces podría ser hasta de marca Carrefour. Solo con esto tuvimos un fin de semana que nunca se nos olvidará.
Esto fue en diciembre del 98. Ahí van algunas fotos.
La Almu: sí que lo pasamos bien, cuántas risas y cuanto frio. Sí que nos costó trabajo encontrar casa buscando cabinas y cambio para llamar, y la carretera atestada, era el puente de la Inmaculada y nieve en Grazalema,la combinación perfectas para ir en masa a la sierra. Que bueno el ajo que improvisamos y todo nos parecía poco para protegernos del frío, dos radiadores, las mantas y hasta la bufanda, el abrigo y los guantes dentro de la casa. Recuerdo que evitábamos el ir al baño por no cruzar ese patio helado. Pero todo, todo mereció la pena por los buenos ratos, la excursión a la montaña y la nieve. Hay que repetir, quizá alguna escapada ...... con el IMSERSO.
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