La Almu: vuelta a carnaval, creedme si os digo que me he pensado mucho publicar esta foto, pero ya estoy curada de espanto después de mi "antes y despues". Cuantas risas aquella noche, cenamos en la pizzería de Chipiona en la que avisan de que tu pedido está listo por el altavoz, recordais cuando gritaban: ¡Pipis, Pipis!. Terminamos la noche en los bares del Faro, allí conocimos a unos muchachos sevillanos (tranquilas, seré discreta) y acabamos montadas en el coche de un tal Ignacio al que acababamos de conocer, le exigimos que nos llevara a casa de Noelia por los abrigos y nos trajera a las 5 a Jerez, sí eramos 5 porque a nosotras se unió Conchi ( Enrique suspira...). Que viaje más largo escuchando los comentarios entre piloto y copilota sobre el desamor y otras experiencias amargas.
La Patri dice:
ResponderEliminarQué noche! Una de las mejores! Si no recuerdo mal, además era el cumpleaños de Almudena (creo que fue el 19 de febrero de 1994). Recuerdo el momento en que dijimos a Nuria e Isabel que nos llevaría a Jerez el tal Ignacio, ellas nos dijeron que cómo nos fiábamos, que estábamos locas, y, en cuanto les dijimos que también las podía llevar a ellas, no se lo pensaron un momento... de un salto al coche. Y qué gracia lo de Conchi contándole sus penas de amor a Ignacio, al que acababa de conocer. Nosotras no podíamos parar de reír en el asiento trasero. Y aquello nos fue el fin: Sevilla, los cocodrilos, la finca Frías... Entrañables recuerdos.
Un beso.
La Patri dice:
ResponderEliminarFE DE ERRATAS:
Quise decir "no fue el fin".
Me trae a la cabeza otros recuerdos, Almudena te acuerdas de aquella primera visita a casa del amigo de Ignacio, donde nosotros no conseguimos cerrar la boca en todo el tiempo y quizas por ello nos casi confunden con unas pilinguis. JAJAJA Que situación mas ridícula.
ResponderEliminarLa Almu: quien podía creerse que aquellas dos chicas con el biquini y aquella cesta de dimensiones desproporcionadas, sólo habían ido a recoger a su hijo y al amigo para pasar el día en la playa y que aquella cesta era nuestro equipaje para un ratito de playa y no el bolso que un fin de semana en el cortijo familiar como acompañantes de los dos chicos de papá que recaudaban dinero peseta a peseta para echar la gasolina suficiente que les llevara al Puerto. Situación digna de una cámara oculta, aún recuerdo la cara de la madre mirándonos a distancia con gesto de desprecio, debíamos haber dejado como Nuria en casa de Monkiki un abanico sobre la cama, eso sí que es dificil de explicar, te acuerdas Nuri??
ResponderEliminarNuri: Voy a aclarar lo del abanico, porque dicho así.... Lo que sucedió fue que tenía que llamar por teléfono, y como había gente en el salón y hacían mucho ruido, el chaval me dijo que llamara desde el otro teléfono, que estaba en el cuarto dónde dormían los padres. Al coger el teléfono dejé el abanico en la cama, y se me olvidó cogerlo otra vez. Por lo visto, la madre lo vió y pensaría "Mi hijo ya se espabiló". Esa es la historia.
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