Hola a todos.
Si la semana pasada fue Ibiza, hoy tocan los pueblos de Cádiz y sus alrededores. Mis padres, Vidal y yo elegimos uno de los días de nuestra estancia navideña en Jerez para hacer una excursión por los pueblos de la zona, concretamente por El Gastor, Ronda y Setenil.
De Ronda, que me esperaba más pequeño, me encantó el mirador. Recuerdo que había allí unos músicos ambulantes que tocaban el Canon de Pachelbel justo en el momento en que nosotros disfrutábamos de las espectaculares vistas. Si a esto añadías un agradable sol de diciembre calentándote el rostro y un fresco aire puro refrigerándote los pulmones, hallabas la combinación idónea para desconectar del mundo y evadirte de todo fundiéndote con el infinito.
A El Gastor llegamos pronto. Es este un pueblo muy pequeño, lleno de empinadas callejuelas flanqueadas todas ellas por diversas puertas abiertas, por las que se escapan el exquisito olor de un guiso o fragmentos de una conversación. Pero es principalmente un pueblo, donde, como en todos los de este tipo, la gente no está estresada, no vive apresurada, es confiada, amable y cercana. Y esto lo demuestra el hecho de que, al encontrar cerrada la casa museo del famoso bandolero José María “El Tempranillo”, mi madre entró en el Ayuntamiento a hablar con la alcaldesa, quien en un segundo lo dispuso todo para que nos lo abrieran y mostraran sin, además, cobrarnos nada por ello. La guía nos explicó que era realmente la casa de una de las muchas amantes que este personaje tenía repartidas por toda la Sierra de Cádiz, cuyos hogares utilizaba como escondite. La verdad es que mereció la pena visitarla pues me encantó. Vidal está convencido de que nos llevamos impreso en una de las fotos el espíritu de El Tempranillo o el de su amante – es la foto en que aparezco delante de un marco ovalado en el que puede verse una especie de mancha –, aunque yo, la verdad, no estoy muy segura… juzgad vosotros mismos.
Por último, visitamos Setenil cuando estaba a punto de oscurecer y, como no queríamos que nos sorprendiera la noche por la carretera, la visita fue muy breve. Aún así, pudimos admirar todas las calles, casas y tiendas que están incrustadas en la montaña. Una preciosidad.
Lo cierto es que es un placer adentrarse y compartir la belleza y el sosiego de estos pueblos que tan al alcance tenemos. Así que deseo que disfrutéis muchísimo de vuestra escapada de Semana Santa.
Besos para todos.
Nuri: Muy bonita la crónica y las fotos. Casi todos los lugares fotografiados me suenan. A mí me encanta la Sierra de Cádiz, y he estado varias veces en esos pueblos. Me alegro de que os hayan gustado, merece la pena hacer kilómetros para verlos. Y chica lo del espejo da un pokito de repeluz!!!
ResponderEliminarLa Almu: ¡que bonita entrada!, fiel a tu cita semanal, y esta vez mucho más cercana. La verdad es que las fotos son muy bonitas y la crónica previa te hace creer que tu tambien estabas allí. Muy guapo Vidal con su gorrito, aunque fuese sin carné,jejeje. En cuanto a lo del espejo,si miro la foto sin ampliar, veo la carita de un niño con la boquita redondeada, como si estuviese sorprendido, creo que era el hijo de esta señora y el Tempranillo, nino nino, nino nino, " pa cagarse". Un besito guapos y gracias por tu deseo para nuestra escapada, por cierto, ¿cómo va lo vuestro?, ¿vais a Roma, o no?
ResponderEliminarLa Patri dice:
ResponderEliminarNuestro viaje a Roma por ahora sigue en pie. Ya lo tenemos todo casi atado. Ya te contaré. Besitos, guapa.