La Patri dice:
Y después de la cena... a abrir regalos. Los nombres de los kuares no paraban de sonar, había papel de periódico por todas partes y todos nosotros desenvolviendo con expectación nuestros paquetes para ver qué nos había regalado nuestro generoso amigo invisible. Había de todo: collares, sujetadores, figuritas, relojes, medias, calcetines, juegos, calculadoras, paraguas, ceniceros, botas de agua, botellas, copas, abanicos, cámaras fotográficas, pelucas, raquetas, calzoncillos, despertadores, bragas, etc. etc., etc. En un momento dado, aquello se convirtió en un caos maravilloso y, cuando pensábamos que ya todo había acabado, alguien decía “un momento, que aquí hay una bolsa más”. La verdad es que disfruté de lo lindo y que conste que todos mis regalos, principalmente mi pijama, me encantaron.
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